Podemos definir la cítola como, instrumento cordófono de cuerda pulsada, caja con entalladuras y espalda plana, y aros gradualmente ensanchados hacia el mango.

Los griegos usaban la voz kithára /kizára/, el latín lo convirtió en cíthara /Kítara/. El incipiente castellano afectó a su pronunciación y ortografía, apareciendo el término cítara /citara/ y su sinónimo cítola. Pero a partir de cíthara se acuñaron además, otras dos voces: cidra y cedra.

Dentro de las representaciones iconográficas destacaremos las existentes en “las Cantigas a Santa María” de Alfonso X el Sabio, y las representaciones escultóricas existentes en: Palacio de Gelmirez de Santiago de Compostela, Colegiata de Toro, en la Iglesia de San Miguel de Estella, y en la Arquivolta del Pórtico de la Epifanía de Perut del Claustro de la Catedral de Pamplona.
Nuestro “Ángel de Perut” presenta precisamente una cítola con estas características, perfectamente tallada en piedra, mostrando el oído central con una “roseta o lazo” muy bien definido. Presenta el clavijero unido al fondo o espalda plana. Característica que observamos en la Citola de la Colegiata de Toro. También presenta las clavijas no ladeadas, sino perpendiculares al plano del clavijero.
Tenemos noticia de un músico ciego, tañedor de cítola y viola de arco, muy apreciado en la corte de Navarra adscrito entre 1412 y 1432, llamado Arnaut Guillem de Ursúa.

Existen dos maneras de reconstruir este tipo de instrumentos:

  • De un bloque de madera, al que se añade tras su vaciado, la tapa de resonancia.
  • Ensamblando las distintas partes del instrumento; aros, fondo, mástil, tapa, etc.

Este último sistema es el que hemos elegido, utilizando los siguientes materiales para su construcción. Arce rizado europeo para el fondo, mástil y aros. Abeto armónico para la tapa. Boj y hueso para las clavijas, y ébano para el diapasón.